Más autonomía para nuestros hijos, sacándole provecho al «Yo solo»

Desde que Sebas nació siempre me ha sorprendido el grado de independencia de su carácter. Sebas fue un bebé activo, que quería comerse el mundo con sus ojos, que siempre estaba auto-retándose para lograr moverse. Recuerdo cómo miraba a los niños correr en el parque y desde que pudo sentarse, buscó rápidamente podérse pegar de cuanta silla, pared o mueble encontraba. Para Sebas la gateada fue un breve peaje que pagó para lograr explorar y recorrer con toda la rapidez que le daban sus piernas. Y cuando pudo caminar o mejor «correr», comenzó a ensayar la forma de brincar…. y bueno así comenzó su vida, viendo a niños más grandes hacer cosas que él quería hacer y luego intentar hacerlas con total determinación.

Yo pensaba que esto era algo muy de la personalidad de Sebas, pero esta semana en una conferencia con el pediatra Carlos González, entendí que esto es algo natural en todos los niños. Él les llama las «ventanas de oportunidad», es decir, momentos de la vida en que los seres humanos nos sentimos naturalmente motivados a hacer  algo. El doctor decía que como padres debemos estar atentos a estos momentos y dejar que los niños sigan sus impulsos, para que puedan aprender a ser auto suficientes de manera más fácil. Cuando una «ventana de oportunidad» se deja pasar y no se le permite al niño hacer lo que él desea, después, enseñarle ese comportamiento es más difícil, pues el niño ya tiene un aprendizaje amañado por nosotros. Esto, por ejemplo se evidencia mucho en el caso del tetero. Según estudios, un  niño desde los 5 meses de edad puede comenzar a sentir interés por la comida complementaria a la leche materna e incluso al año ya está totalmente preparado para comenzar a tomar su leche en vaso. Pero en muchos casos los papás cuando vemos esos comportamientos en el bebé, por facilidad nuestra de que no se riegue la leche y que se lo beba más rápido, le dejamos el tetero y ya cuando el niño tiene 3 años es mucho más difícil hacer que lo deje.

En nuestro caso creo que hemos tenido la fortuna de aprovechar muchas ventanas de oportunidad de Sebas y aquí les quiero compartir las que hemos potenciado y cómo esto nos ha servido mucho; para que él sea más independiente y en algunos casos, nosotros comencemos también a bajarle al estrés de tener que hacerle todo al bebé.

Como les conté al comienzo de este artículo, con la parte del desarrollo físico hemos sido «amplios» en «dejarle» hacer lo que él casi siempre quiere. Y por qué, esas palabras entre comillas, pues porque hay que tener claridad, que el dejarlo hacer no implica que lo dejemos solo haciendo las cosas, sino que por el contrario estemos a su lado, pegados o adecuando las condiciones para que pueda llevar a cabo sus retos pero de manera segura. Estas cosas que hemos hecho, no tienen obviamente ninguna validez ciéntifica, ni se las estoy recomendando, pues he percibido como otros papás a veces nos miran con cara de «se enloquecieron», pero siento que a nosotros y sobre todo a Sebas le han servido.

Juanca y yo siempre hemos estado de acuerdo en que a Sebas cuando se le mete hacer algo en su cabeza, lo intenta hacer por todos los medios que pueda. Es por esto que preferimos tomar parte activa de estas exploraciones para que él, pueda saciar su curiosidad, pero siempre con nuestro apoyo y consejo.

Entre las cosas que hemos hecho es que cuando comenzó a querer brincar de su cama al piso, lo adecuamos con colchones, almohadas y cobijas e hicimos varias noches rumba de brincar y brincar y brincar… mientras brincaba siempre hablábamos con él de la importancia de tener claro un ambiente adecuado y con losmpapás. Al parecer estas palabras le llegaron porque después él solito traía las almohadas y las cobijas y armaba el «espacio seguro» y luego nos invitaba, orgulloso a su fiesta de brincos.

Y así siempre cuando él quiere brincar de un muro o subirse a él, en vez de decirle un nooooooo rotundo, siempre tratamos de mirar si puede hacerlo de manera segura y si aún es muy alto para él, lo subimos pero ahí si, pegado de nosotros. Siempre hacemos que el sienta que calmó su curiosidad. Y esto es muy importante porque el hecho de que él salte hoy en la cama, no quiere decir que lo va a seguir haciendo el resto de su vida. De hecho hace mucho tiempo ya dejó de hacerlo.

Con la comida, también cuando estaba bebé de 7 meses en adelante, le comenzamos a dar trozos de fruta, luego pollo y hoy de dos años y medio siempre coge su cuchara y come solito. A veces hace algunos regueros, otras veces nos descresta  comiendo como todo un profesional y otras manda todo a la porra, pues le encanta hacer charcos de jugo para que pasen los camiones. jajaja.

Otras de sus «ventanas aprovechadas» han sido, dejarlo: pasar líquidos de un recipiente a otro, abrir el empaque de sus pitillos, abrir la tapa del yogur, pelar sus bananos, abrir sus granadillas, bajar en su triciclo por las rampas del parqueadero, llevar sus juguetes en una tula cuando vamos al parque, escalar su silla para comer, llevar sus pañales a la caneca, llevar la ropa sucia al canasto, abrir la nevera, explorar su contenido y sacar de ella su bebida preferida; y así cada vez que va creciendo va haciendo más cosas solo.

Cuando escuchaba al doctor, yo pensaba la importancia de este tema, pues más allá de que el niño haga cada día más cosas, es irle creando la confianza suficiente para que más adelante sea capaz de escuchar su intuición y seguir adelante con sus sueños.

Confiemos en la naturaleza, que trajo a los niños con sus «ventanas de oportunidad» y estaremos educando seres con criterio, persistencia y valentía para conseguir lo que se propongan.

 

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